top of page

Una pequeña historia antes de escuchar ESTACIÓN POLAR

  • Foto del escritor: apolitikiartevamos
    apolitikiartevamos
  • 29 abr 2020
  • 7 Min. de lectura

Ahí tome la guitarra y puse la canción que tiene el mismo nombre que lleva el último documental más punkero-ecuatoriano y nostálgico que nos llevó a nuestros ojos el master del skate, David Holguín, que por cierto, una vez sacando mis dotes de stalker (de stalker, no de skater, ya quisiera ser skater) terminé cachando que el man está casado con la “Tristeza” de Que Tan Lejos, y hago mención a esto porque esa es la mejor fucking película ecuatoriana; como ya se han de ver dado cuenta ustedes mismes, les estoy hablando obviamente de Estación Polar, y especifico en describirlo como “documental” porque aparte de que eso es lo que es, lo recalco ya que si dijera “el último trabajo cinematográfico” estaría generalizando y no quiero caer en ese error, pues tengo altas expectativas de Panamá del Javier Izquierdo, espero que puedan traerla a Ambato cuando termine todo esto.


De hecho eso es una de los tantos aspectos positivos de la cuarentena que me ha tocado vivir a mis juveniles 21s, ya que antes por estar full ocupado con huevadas que ni al caso, o porque a los cines cuando traen películas ecuatorianas las sacan de cartelera más rápido de lo que canta un gallo, porque creo que los manes piensan que estas les van a quitar tiempo para promocionar las películas de Hollywood que si les watchea la gente y que obvio les va a generar más plata, kushki, billullo o como chuchas quieras decirle; no había podido nutrirme de tanto cine ecuatoriano como lo he hecho en estos últimos y anormales dos meses, por cierto antes de que me olvide, véanse “A estas alturas de la vida”, gran largometraje que cache gracias a uno de los editores más cracks que tiene este país, el Juan Fernando Andrade, véanlo, se los recomiendo muchísimo.


Ya que mencioné a los cines antes quisiera decir que trabajar en uno, es toda una experiencia, nunca espere que me llamaran y sin haber camellado por mucho tiempo, llegué a conocer personas muy interesantes en ese lugar. Eran muy distintos todos pero de alguna manera se lograban llevar bien; al inicio fue cagado agarrarle el ritmo pero cuando le coges es frescaso, a mí me entrenaba un venezolano que todos le decían Ricky y supongo que se llamaba así porque nunca le pregunté su nombre, el man repetía “mamarre, mamarre, mamarre” cada 10 minutos pero aprendí a sobrellevar eso y ahí caché también que los maricos (ojo que marico en Venezuela es como el brother o mija de acá) no dicen “a sus órdenes” sino “a su orden”. En fin, para no salirme del tema, justo cuando entre yo, también le habían llamado a un pana del colegio llamado Esteban pero que era mejor conocido como el Mini, nunca supe porque le decían así pero el man era de esos que cuando le topabas te seguían cayendo bien y en ese tiempo nos hicimos full amigos. La experiencia de trabajar en el cine fue sentirme como el Josh en los Premiere por un chance de mi vida pero esa es una historia larga que les contaré en otro momento, no quiero salirme del tema principal.


Un día acomodando los afiches en bodega, veo que estaba entre los de estreno, el de Estación y puta loco…, no cachas mi emoción al ver eso. Luego de que paso la fiebre “Avengers” y de que el titán de los titanes, Thanos sea degollado haciéndose un caldito, como ya no iba mucha gente, nos mandaron a todos los nuevos (Solo nos contrataron por eso, por Avengers, gracias Marvel por ser fuente de trabajo en Ambato, Ecuador) y volví al grupo más grande del mundo, el de los desempleados y con mi cabeza afeitada que tenía cabello de un centímetro, porque antes de saber que me iban a llamar a trabajar me había teñido el cabello de blanco hasta la raíz, como dice la canción, y para cuando me llamaron no me dejaron tenerlo así entonces me toco afeitar la cabeza (risa nostálgica). Pasó un mes más o menos, y había una función especial de una noche para Estación que incluía una charla al final con el David, el Roger, el Edgar y el Franz, así que decidí ir con una chica a la que frecuentaba en aquel entonces, que conocí vía Twitter porque era “full rocker”.


La charla al final estuvo pepa, full old schools les decían cuanto extrañaban verlos en el escenario

(Sin saber que después anunciarían una serie de conciertos por todo el país, incluyendo Ambatown, y al que tuve la dicha de poder asistir y verles por primera vez en vivo), les decían también que su música los acompañó en las mejores épocas de su juventud y ver en un documental toda su trayectoria fue un viaje al pasado a aquellas épocas doradas. Yo por mi parte solo podía imaginar ese sentimiento del que hablaban pues cuando yo estaba saliendo prematuramente del vientre de mi santa madre, el Roger apenas estaba entrando a la banda y dando paso con eso a crear y consolidar lo que sería el sonido propio de Mamá Vudú.


También me encontré con full panas, entre ellos la flaca que siempre me saluda con una emoción que quisieras que todo el mundo tenga al verte, la man había ido con un amor prohibido que tenía en aquella época (Creo que aún habla con el man pero ya solo como amigos) y nos cagamos de risa por eso, le tope también a un pana que es el sobrino del Roger, se llama Juan y es pana del Mini también, (en Ambato todos conocen a todos bro) y ahí le salude al Mini también obviamente, fue delputas pues no le había visto desde que nos desemplearon. De hecho, con el sobrino del Roger tengo una anecdotísima de cuando viví en Ucrania. una vez salía de una sesión de ensayo de un pana ibarreño que hice allá y que me invito a tripear su banda que había hecho con otro ecuatoriano, en fin cuando estaba en el metro de regreso a la resi, sabía que el Juan andaba dándose una vuelta por Kiev y en medio de esas filosofadas que te pegas cuando vas en bus, en metro, en trole o en lo que sea de transporte público, entre tanta conversación rusa-ucraniana alcancé a diferenciar a unos chicos hablando español y para mi sorpresa eran el Juan con sus compañeras ecuatorianas, me acuerdo que esos eran mis últimos días en la vieja Europa así que en la conversación recuerdo que le dije al Juan que al volver a pisar tierra ecuatoriana quiero hacer una banda como la de su tío.


Después de contarles todo lo que me llevó a la función de aquella noche y que gracias a ello pude cachar canciones que no conocía de Mamá, canciones definidas como joyas escondidas que tiene todo músico cuando le pones oído a todo su trabajo, vamos a hablar sobre lo que mencioné al inicio de este escrito no académico sino mas bien anecdótico. Bueno, cómo les decía puse esa canción para sacar las notas de la intro que tiene una melodía tan tranquilizante que cuando las escuchas se te viene a la mente pensamientos blancos y también para disque tratar de cachar la letra del Edgar, estoy hablando de la versión acústica pues la versión de Luna Lombriz también es buenasa, el hecho de meter violín en un estilo de música como el de MV me parece una idea increíble (Con mi pana el Alex, con el que pretendemos ser músicos e intentamos crear un proyecto musical, le queremos meter violín a nuestro sonido pero estamos trabajando en ello) y hacer que suene bien,

es algo que no puede hacer cualquiera por eso madre solo hay una y esa madre se la respeta y se llama Mamá Vudú.

Recién ahorita voy a dejar de escribir desde que comenzó la canción para ponerme a escuchar la letra con atención, pero me va a tocar repetirla, bacanf.


(Escuchando la canción)


Eso es lo bacán de la música vieja, hay demasiada, la música es infinita, no me alcanzaría la vida para tratar de escuchar toda la música que quisiera, pero voy a tratar hacerlo y así un día cualquiera descubres canciones tan creativas como de la que trata este conjunto de palabras. El Edgar improvisando un bajo en otra guitarra con cuerdas de bajo mismo (risa amena por la creatividad) y su voz grave, hacen la conjunción perfecta con la voz del Roger para que sea una buena canción, es como esas duplas legendarias McCartney/Lennon, Plant/Page, Gilmour/Waters, Morrisey/Marr, Glambek Bøe/Øye, etc. Siempre me pareció muy interesante la idea de saber que de Ambato salen músicos tan monstruosos y geniales, pero para ser músico no basta con ser bueno solo con tu instrumento sino también ser buena persona, característica de la que carecen algunos.



Creo que hay que darle las gracias a Don Castellanos padre por haberle inculcado la lectura desde guagua al Edgar y de esta manera haciendo que las letras sean tan profundas y sensibles.


Siento que Estación habla sobre ese momento en la vida cuando te alejas de alguien con quien compartiste mucho por mucho, creando un frio como en esas épocas de invierno en que te duelen los dedos y no quieres hacer otra cosa más que quedarte en casa viendo alguna serie o película que desde el comienzo te capture, pero a más de eso es que siempre va a quedar una huella tuya en la vida de esa persona y que va a ser difícil que se extinga hasta después de un tiempo prudente. Momentos que son inevitablemente difíciles pero que a la larga te das cuenta que te sirven y te ayudan a ser mejor, te dan más experiencia y te vuelves más fuerte, creces.


Al final si le logre sacar las notas de la melodía, comenzaba con un Fa en el tercer traste, cuarta cuerda y por ahora eso es todo, voy a regresar a pie, a pie y sobre las mismas tumbas.



Por Kevin Jordán Espinoza


 
 
 

Comentarios


Post: Blog2_Post

Subscribe Form

Thanks for submitting!

  • Facebook
  • Twitter
  • LinkedIn

©2020 por POLITIKIARTE. Creada con Wix.com

bottom of page